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¿Cuándo paso de ser autónomo a empresa?

Hay un momento en el que deja de tener sentido ser autónomo y merece la pena constituirse como empresa. Pero, ¿sabes por qué, cuándo y cómo debes hacerlo?

Normalmente, al comenzar una actividad profesional con la que se desea obtener cierto beneficio económico, sobre todo cuando el negocio se inicia en solitario, es lógico darse de alta en el régimen de autónomos. Como todo en la vida, ser autónomo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Y constituirse como persona jurídica también. En Vindex hemos preparado una comparativa de estos beneficios y desventajas para ti, y te la detallamos a continuación:

  • Respuesta ante las deudas o ante la posible quiebra del negocio: un autónomo es una persona física a efectos legales por lo que, si tiene cualquier deuda, responde con su propio patrimonio. Sin embargo, al constituir una sociedad no se compromete el patrimonio personal. Es decir, si por alguna razón el negocio no funciona o existen deudas, en una sociedad respondería la persona jurídica y no la física.
  • Momento de inicio de la actividad: una vez dado de alta, el autónomo puede comenzar a ejercer su actividad de forma inmediata. Una empresa tendrá un periodo de espera de entre 5 y 30 días hasta que la constitución de la misma sea oficial.
  • Costes asociados: en el momento de constitución de la empresa, el futuro empresario o el conjunto de socios deberán asumir unos costes iniciales de un mínimo de 3.000 euros en adelante, en función del tipo de sociedad que se elija. Por la otra parte, el autónomo no abonará un coste inicial para poder trabajar, sino que tendrá que aportar mensualmente a Hacienda una cuota progresiva.
  • Contabilidad: en el caso del autónomo, la contabilidad es más sencilla que la de la sociedad. Por ello, si se decide contar con una gestoría que controle toda su información económica y realice por este las gestiones y declaraciones de IRPF e IVA pertinentes, el coste será mucho menor que si este mismo servicio se solicitase desde una empresa.
  • Impuestos: el impuesto de sociedades es fijo (25%), mientras que el autónomo, al tributar como persona física (IRPF), tendrá que hacer frente a un impuesto variable y progresivo que, en casos en los que se generen grandes beneficios, puede llegar a resultar muy elevado.
  • Financiación: un autónomo, por regla general, tendrá menos posibilidades de financiación en una entidad bancaria que una empresa. La razón: las cuentas de las sociedades son más claras y transparentes, lo que genera mayor confianza a los bancos. No obstante, y a pesar de lo anterior, para obtener un crédito siempre se necesitará un aval, tanto si se trata de una persona física como de una jurídica.
  • Imagen de cara al público y a otras entidades: las empresas siempre tienen, a ojos externos, una imagen más responsable, sólida, fiable y consolidada que los autónomos.

A partir de unos ingresos determinados conviene pasar a ser empresa

Llega un momento en que, cuando se empiezan a obtener ciertos beneficios, ser autónomo deja de tener sentido. Este umbral a partir del que puede empezar a compensar el hecho de dejar de ser autónomo para constituirse en una sociedad se calcula haciendo una comparación del beneficio neto según se tribute en IRPF y con el Impuesto de Sociedades. Si el resultado indica que es más favorable el relativo al Impuesto de Sociedades, entonces lo recomendable será dar el salto y dejar atrás el régimen de autónomos.

Cómo constituir una empresa

Si quieres saber cómo pasar de ser trabajador por cuenta propia a constituir una empresa, te lo contamos todo en este otro post.

¿Eres autónomo y necesitas consejo? Puedes contar con nosotros. En Vindex queremos ayudarte, por eso estamos a tu disposición en cualquier momento. Ponte en contacto con nosotros aquí.

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